En el artículo pasado escribí acerca del día del niño, y comentaba que
precisamente nuestra costumbre ese día es festejar a los chiquitos con algún
evento, celebración, darles un regalo o salir a pasear. Pero ¿cuántas veces
vemos que los adultos que acompañan a los niños lo hacen de mal humor? Yo creo
que muchas veces. Muchos adultos acompañan a los niños con desagrado esperando
que el día se acabe y sea lo más corto posible. Y es entonces cuando me
pregunto ¿Dónde está su niño interior? ¿enterrado en lo más profundo de su ser?
Seguramente. Y no solamente ese día, sino los demás días del año ¿dónde guardan
a su niño interno? ¿lo dejan salir de vez en cuando? O ¿nunca? ¿Ser adulto
significa no reírse? ¿No divertirse? ¿Es usted de los que creen que los adultos
exclusivamente trabajamos y los niños son los únicos que se divierten?
Dentro del estudio de la psicología tenemos exponentes importantes que años
atrás hablaban de buscar, cuidar y en su caso, rescatar a ese niño interno.
Carl Gustav Jung, lo llamaba “el niño divino”, mientras que Donald W. Winnicott
se refería a él como el “yo auténtico”. El niño que llevamos dentro se refiere
a esa parte de cada uno de nosotros, llena de energía, que denota alegría y
creatividad.
Es nuestro yo auténtico, lo que somos realmente. Quienes no han
enterrado a su niño interior, son personas que suelen ser más espontáneas en su
trato, y, por supuesto, ríen con mayor facilidad, encontrando adaptabilidad y
entusiasmo en sus relaciones personales y en sus metas profesionales. En
general son personas que disfrutan más de la vida.
La Dra. Lucia Capacchione, nos dice lo
siguiente sobre el niño interior, para darnos una idea de lo importante que es:
«Para ser plenamente humano, el niño
que llevamos dentro debe ser abrazado y se tiene que manifestar.»
Así que, dejar salir y disfrutar a tu niño
interior no solamente te permitirá convertirte en una persona más feliz, sino
te ayudará en tu relación con otros niños, ya sean tus hijos o si eres docente,
en el trato con tus alumnos.
«Un hombre infantil
no es aquel cuya evolución se ha interrumpido, sino que, por el contrario, es
un hombre que se ha dado la oportunidad de seguir evolucionando mucho después
de que la mayoría de los adultos se hayan envuelto en el capullo de los hábitos
y los convencionalismos de la madurez.»
Aldous Huxley
Aldous Huxley
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