Erradicar o eliminar la Violencia contra la mujer en nuestro
país, supone una tarea no fácil, una tarea en la cual hay que estar conscientes
que involucra a más de una generación. Estamos hablando de años de
violencia hacia la mujer, en sus distintas facetas y lo más terrible en su
faceta no aceptada, en ésta creencia del hombre de que no es violento. Y en
ésta creencia de la mujer de que así son las relaciones.
Por lo tanto es imprescindible acercarse a las historias de
cada una de las familias que viven violencia hacia sus integrantes femeninas, y
observar cómo, desde este punto de vista transgeneracional, la mujer ha tenido
un aprendizaje social en el cual lo más común ha sido normalizar una situación
de violencia, es decir, lo vive como algo normal, y en muchos casos como un
castigo o como si el haber nacido mujer pudiera suponer haber nacido en una
posición de desventaja.
Y de generación en generación, se vive
una falta de autoestima, un estado de indefensión hacia la situación y un miedo
a ser rechazada. Todo esto ha
llevado a muchas mujeres a construirse un mundo en el cual tiene que
aceptar las conductas de violencia.
De aquí que lo importante sea la aceptación de que la violencia no es solo golpear y dañar sino que existen otros tipos de violencia como la psicológica que tal vez no sea tan reconocida pero que daña igual que los golpes.
De aquí que lo importante sea la aceptación de que la violencia no es solo golpear y dañar sino que existen otros tipos de violencia como la psicológica que tal vez no sea tan reconocida pero que daña igual que los golpes.
Dentro de este tipo de violencia tenemos: El control, que se ejerce
cuando se le impide salir, y se le impide socializar, Es decir, aislar a
una mujer de su familia o de sus amistades.
La violencia económica. Cuando la mujer
no decide cual será el destino del dinero que ella misma generó.
Y la violencia patrimonial, cuando la víctima ve afectados o anulados sus bienes. Y escucha justificaciones tales como Te estoy enseñando, te estoy educando, te hago entrar en razón, te ayudo a proteger, no te hace falta nada, etc.
Entonces, La mujer que vive en un
ambiente violento se adapta porque ha aceptado el abuso de poder. Junto a este
rasgo, y como consecuencia del dominio, aparece la dependencia hacia el
agresor.
Empezar por aceptar esto, sería un buen comienzo.
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