martes, 8 de abril de 2014

LA VOCACIÓN DE LOS HIJOS


El que los hijos elijan una vocación es un asunto muy importante, estamos hablando de su futuro, de aquélla actividad a la que se dedicarán durante el resto de su vida. También estamos hablando de aquélla actividad que les brindará la oportunidad de tener ingresos económicos y proveer a su propia familia cuando la tengan, así como de la oportunidad de tener un reconocimiento social o un lugar en la sociedad a través de dicha vocación.


Sin embargo, existen padres, que desean incansablemente que sus hijos estudien o se dediquen a una actividad que el hijo no disfruta o que probablemente no tiene ni las habilidades ni las aptitudes para desempeñarla favorablemente. Casos como “en ésta familia todos han sido abogados, o doctores, o músicos o poetas, etcétera y tú no vas a ser la excepción.” En éstas situaciones lo que hemos visto mucho son hijos que estudian lo que sus padres querían y finalmente dicen “ya le entregué el título ahora sí me voy a dedicar a lo que yo quiero.” Esto último en el mejor de los casos, pero en otros, el hijo continúa satisfaciendo las expectativas parentales de por vida, teniendo como resultado una gran insatisfacción o frustración. 


Muchos padres argumentan lo anterior diciendo que con ésa carrera van a fracasar o no es una buena carrera o tal vez se van a morir de hambre; sin embargo, expresa Martha Alicia Chávez, escritora “es mucho más probable que fracasen, no puedan mantener a una familia y "se mueran de hambre" si estudian una carrera que no les gusta y que no es congruente con lo que ellos son. No así si estudian lo que a ellos les atrae, les llena el alma y les inspira”.




A veces los padres desean que su hijo se convierta en ésa persona que ellos no lograron ser, un ejemplo es la madre que tiene a su hija tomando arduas lecciones de piano durante horas, incluso sacrificando sus horas de esparcimiento y de amistades, porque ella (la madre) siempre anheló ser pianista y no pudo, tal vez no tuvo acceso a lecciones de piano o a tener un piano y ahora que lo tiene, motiva (obliga) a su hija a cumplir el deseo de ella. Cuando los hijos se sienten obligados, invariablemente desarrollarán algún síntoma.




Quiero terminar señalando que es diferente escuchar y orientar que obligar. La función de nosotros los padres es orientar, para que nuestros hijos vivan su propia vida a través de sus propios talentos y con sus propias inquietudes. Nosotros los padres tenemos nuestra propia vida, nuestros propios talentos e inquietudes y mientras tengamos vida tendremos tiempo de realizarnos.



Parafraseando nuevamente a Martha Alicia Chávez en un mensaje hacia los padres:


Cuando te encuentres a ti mismo insistiendo demasiado,
 presionando mucho, o muy enojado porque tu hijo
no accede a hacer algo que tú quieres que haga,
 vuelve la mirada hacia ti mismo y
revisa cuál es esa parte de tu propia historia que

estás tratando de resolver a través de él.”



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