Mucho se ha hablado de realizar un proyecto de vida personal, alrededor de
nuestros intereses profesionales y talentos, sin embargo, poco se ha
manifestado acerca de que la familia, como tal, también es un proyecto de vida,
e incluso un proyecto en el cual descansa el presente y el futuro de una
sociedad.
En números anteriores expresé la problemática que existe en torno a la
violencia escolar, y en éste número pretendo conjugar dicha situación con el
proyecto de vida familiar ¿De que
manera?
Estableciendo y dejando en claro que, cuando los padres de familia en
realidad están comprometidos con la educación de sus hijos, serán los primeros
que no dejen en las manos de los docentes toda la responsabilidad de convertir
a sus hijos en seres productivos y con valores. Los principales
responsables de brindar valores somos
los padres, pero, ¿algunos realmente comparten ésta idea? O siguen pensando que
“para eso mando a mis hijos a la escuela”. Tener a la familia como proyecto de
vida implica, en primer lugar, comprender que vamos a ser co-responsables de la
educación de los hijos y no solamente el entorno educativo lo es. Incluso sería
prudente preguntarse ¿en verdad los docentes poseen todas las competencias
personales y valores humanos como para dejar en sus manos el crecimiento
emocional de todo sus alumnos? Yo creo, personalmente que no, creo que podemos
hacer equipo con ellos y compartir la responsabilidad de los educandos.
cambiado y está cambiando, lo cual representa un reto mayor para los progenitores. Existen autores que manifiestan que los adolescentes, en la actualidad están creciendo sin valores o sin una supervisión cercana, cuando es una etapa crucial del desarrollo y requieren ser orientados. Muchos adolescentes, en su búsqueda de identidad, buscan copiar o imitar los modelos estadounidenses de sus iguales y pretender vivir con exagerada libertad a una edad temprana, y lo que es más complejo, es precisamente que nuestra idiosincrasia no está preparada para “aventar” al mundo adolescentes que se hagan responsables de ellos mismos.
Así que, tener a
la familia como proyecto de vida, implica, ser observadores y custodios de la:
- Educación y transmisión de valores a las nuevas generaciones.
- Observar la salud y promover hábitos de higiene en los hijos.
- Contribuir en la formación de su carácter.
Y tal vez, usted, querido lector, quiera profundizar en el tema o añadir
más aspectos a su propia lista personal y/o familiar.
Finalmente, quiero finalizar expresando que, tener un proyecto de vida
familiar es un arte, un arte porque es importante establecerlo, llevarlo a
cabo, pero nunca olvidarnos de quiénes somos, a dónde vamos, a dónde queremos
llegar como seres humanos y como sociedad.
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