lunes, 11 de mayo de 2020

AL MAESTRO CON CARIÑO

La mayoría de los seres humanos adultos recuerdan o mejor dicho recordamos a algunos de nuestros maestros (as) con los cuales convivimos durante nuestra época escolar. 


Algunos son recordados por su carisma y alegría, otros por su energía, autoritarismo, otros por su impactante ejercicio de la disciplina o por “buena onda”. Ojalá también fueran recordados  por las lecciones enseñadas o las habilidades transmitidas a sus alumnos, sin embargo, la mayoría ( no el 100%) de los estudiantes suelen recordar a sus docentes por sus habilidades personales más que por sus capacidades intelectuales o nivel de conocimientos. Esto último adquiere reconocimiento e importancia hasta el nivel de educación superior.


No importa cuál sea el motivo por el cual se recuerda a un maestro o docente, lo importante es comprender la  relevante labor que tienen en nuestra sociedad. Es al maestro a quien le dejamos la enseñanza de nuestro(s) hijo(s). Al mismo tiempo, los educandos adquieren otro tipo de habilidades de índole personal en el terreno escolar. 


Hablemos de autoestima, trabajo en equipo, manejo de conflictos, etc. Todas estas habilidades y otras más son aprendidas en la escuela, bajo la tutela de ese maestro a quien diariamente varios padres de familia le confían a sus hijos. Su mayor tesoro.

Y son los maestros los que todos los días se esfuerzan por transmitir conocimientos y, consciente o inconsciente transmiten valores y desarrollan habilidades. Para ellos, que tienen en sus manos a los líderes del futuro y subsecuentes generaciones de nuestro país, les quiero regalar la siguiente “receta” para enseñar, escrita por el brillante pedagogo y autor Estanislao Antelo, quien  sostiene que, para enseñar, el docente debe:
  1. Pasar. La tarea básica del docente es pasar contenidos a sus alumnos; contenidos que él ha recibido, y que ha moldeado.
  2. Cocinar. Debe darle forma a las asignaturas, y ofrecerlas apetitosas para su consumo. Cuando el docente no condimenta sus clases, ni mezcla contenidos, y entrega un trozo completo de conocimiento para ser digerido; el alumno traga sin masticar, y luego devuelve exactamente igual, repitiendo la lección de memoria.
  3. Instruir. Otra tarea básica en la docencia es instruir, en el sentido de enseñar, comunicar, informar, ofrecer conocimientos.
  4. Exhibir y exhibirse. El docente debe ofrecer las materias, y ofrecerse a él mismo, de forma atractiva para que el proceso de enseñanza tenga lugar.
  5. Inventar. Debe ser capaz de crear, combinar y hacer raro lo habitual.
  6. Coleccionar. Al igual que un coleccionista, el docente debe clasificar, ordenar y dar un sentido al conocimiento.
  7. Capacitar. Capacitar en el sentido de hacer capaz a alguien.
  8. Prometer. El docente debe ser capaz de mostrar y asegurar que el conocimiento nos conduce a un futuro mejor.
  9. Amar. Por último, sin amor a lo que se hace, y a los destinatarios de nuestra acción, no es posible la enseñanza.

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